Cuando logremos hallarlo, experimentaremos una sensación de tranquilidad: expresó un familiar de un hondureño fallecido en Baltimore.

Titulares

Los fines de semana solían ser para disfrutar en familia para Maynor Suazo. Durante la semana, se dedicaba a reparar baches en carreteras y autopistas, una tarea que solo podía realizar mientras los demás dormían. En sus días libres, despertaba a su hermano Carlos con entusiasmo, proponiendo planes juntos como visitar un parque, un río o hacer un asado; lo importante era pasar tiempo de calidad juntos.

El pasado domingo, organizaron un almuerzo en casa de Maynor. Los dos hermanos, migrantes hondureños establecidos en EE.UU., compartieron risas, comida y música. Al despedirse, Carlos abrazó a su hermano, quien le dijo “ahí te veo, loco”.

Sin embargo, el martes en la madrugada, la vida de Carlos y su familia dio un giro inesperado. Berenice, la esposa de Maynor, despertó a Carlos con devastadoras noticias: su hermano fue uno de los seis obreros que estaban trabajando en el puente Francis Scott Key en Baltimore (Maryland) cuando colapsó sobre el río Patapsco, tras ser golpeado por un buque de carga.

Desde entonces, Carlos no ha dormido y su único objetivo es encontrar el cuerpo de Maynor. “Nos sentiremos aliviados si recuperamos su cuerpo. Si sigue desaparecido, será lo peor para nosotros”, expresó el hombre de 51 años, con ojos cafés y manos ásperas, en una entrevista con EFE.

A pesar de que las autoridades han encontrado los cuerpos de dos de los seis trabajadores, la búsqueda se ha pausado temporalmente para retirar los escombros de manera segura. Una vez que la zona esté segura, los buzos continuarán la búsqueda de los cuatro trabajadores aún desaparecidos, aunque se les dé por muertos, según anunció el gobernador de Maryland, Wes Moore.

Durante estos días, que se funden uno con otro para Carlos, él ha estado presionando a las autoridades para mantenerlo informado, incluso logró que lo llevaran en uno de los barcos de rescate para acercarse al área del accidente. Mientras tanto, Berenice ha estado en casa con sus dos hijos, de 18 y 6 años, filtrando información y compartiéndola con familiares en Honduras, donde viven sus otros seis hermanos, sobrinos y madre.

Maynor, quien llegó a EE.UU. hace más de 18 años, siempre se preocupaba por su familia en Honduras y buscaba formas de ayudarles. Su sueño era regresar a su pueblo natal, Azacualpa, al noreste del país, y envejecer allí con su esposa e hijos.

Era conocido por su alegría, su pasión por la música y su generosidad. Una vez encuentren a su hermano, Carlos siente que no tiene mucho que hacer en EE.UU., aunque está agradecido por lo que el país le ha brindado. Sin embargo, aún le preocupa por qué no se alertó a tiempo al grupo de trabajadores que estaba en el puente y espera que esta incógnita se aclare a medida que avance la investigación del accidente.