¿EL BERRINCHE?

Editorial

“LEER esos editoriales tuyos –mensaje de una pariente– es como hacer calistenia mental diaria”. “Luego me puse a buscar la etimología de calistenia, que encaja perfecto: “Palabra que proviene de los términos griegos Kallos (belleza) y Sthenos (fortaleza).  “Podría definirse como un sistema de ejercicios físicos en los que se utiliza el propio peso corporal, para fortalecer los diferentes grupos musculares”. Un empresario amigo: “Que buen complemento le hace esta buena lectura a un buen café para comenzar este glorioso día saboreando su saber y su buen gusto viendo al horizonte amanecer”. El amigo notario: “El colectivo enriquece cada día más mis conocimientos, lo cual se agradece”. “El escritor del Quijote –mensaje de otro amigo– en los estertores de su agonía”. “El libro de libros, el referente de todos”. Alusivo a las reseñas siguientes:

(“Se trata de un viejo desdentado y raquítico; de barba plateada y brazo inútil; de mirada torva en apariencia, pero limpia en esencia”. “Roza los setenta años, y la muerte se perfila más claramente cada mañana a los pies del camastro”. “Es Miguel de Cervantes Saavedra, ese escritor que había ganado fama con la primera parte de su Quijote, pero que va a morir tartamudo, pobre, abandonado y desprovisto de todo prestigio”. La dedicatoria de su libro postrero, “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”, es una de las páginas de mayor calidad de la historia universal:  «Puesto ya el pie en el estribo, con las ansias de la muerte, gran señor, esta te escribo. Ayer me dieron la extremaunción y hoy escribo esta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir…». “El Quijote es la mejor novela de todos los tiempos” –prosigue el articulo– y la “primera obra de arte que se basa en la razón más allá de la fantasía”. “Cervantes rompe con lo que había sido la literatura hasta entonces: mitos, brujas, héroes, amor cortés, etc., son todos sustituidos por un personaje que debajo del traje de una falsa locura esconde la razón que más tarde daría paso a las luces y en general al pensamiento moderno”. “La sempiterna comparación con William Shakespeare no se sostiene cuando comprobamos que el bardo inglés no rompía con nada de lo previo…”. “Cervantes analiza los grandes dilemas del ser humano con soterrada ironía y extraordinaria perspicacia, y crea una filosofía profunda, antropocéntrica, moderna, insuperable”). Mensaje de un magistrado amigo: “El idioma español, escrito con propiedad, de forma y de fondo; qué maravilla de medio de comunicación entre los hombres”. Alusivo a esto otro: (A propósito del Día del Idioma, que nadie celebró; ni hablar de los adictos a esos chunches tecnológicos que lejos de escribirlo correctamente lo masacran).

La empresaria amiga: “El final de este editorial, me recuerda a mi padre cuando yo le preguntaba ¿por qué había dicho tal o cual cosa fuerte?” “Entonces me respondía: “hay que decir las cosas, aunque sea para desahogarnos”. “Así que todos debemos ladrar, como hacen los animales, no solo para desahogarnos sino, sobre todo, para generar conciencia y “construir moral”. Aunque el Sisimite pregunta en el editorial: ¿Quién dijo “el sabio no dice lo que sabe y el necio, no sabe lo que dice”? -Sepa Judas, contesta Winston. Comentario alusivo a la conversación de cierre: (-Otra razón –interrumpe Winston– de porqué a los animales no nos dieron el don de la palabra. Para no contaminar la sociedad, como lo hacen las lenguas viperinas con sus hirientes falsedades. Digamos, yo ladro para quejarme, para alertar, para espantar, para manifestar contrariedad, alegría o ansiedad, pero como ninguno de esos majes entiende mi lenguaje, a nadie ofendo con lo que sale de mi boca. Esa es la ventaja de ser animal, ni remotamente dañino como esos otros animales). (¿Tenés algo más que decir –entra el Sisimite– o ya es suficiente? -¿Nunca se te ocurrió –responde Winston– que “decir suele ser señal de no hacer, como ladrar, lo es de no morder”? -Lo que nos lleva a esto otro –le contesta el Sisimite– ¿cuál es la creencia detrás de ese dicho, “perro que ladra no muerde”? -Según escuché de mis parientes –ilustra Winston– data de siglos atrás, de perros que pastoreaban ovejas. Ladraban bastante –para encaminar el rebaño de un lado al otro y evitar que se dispersaran– pero no mordían. -Hoy –replica el Sisimite– fue acoplado para gente enojada que aparte del berrinche y del ruido que hace no es peligrosa ya que se sabe que no cumplirá sus amenazas).