La oposición y la necesidad de mostrar fuerza política

Editorial

A menos de dos semanas de las elecciones generales, cada día sigue siendo una especulación pública sobre quiénes van punteando entre las candidaturas presidenciales. Las encuestas se han vuelto herramientas de propaganda política a conveniencia de todas las candidaturas.

Más allá de lo que las encuestas muestran, las percepciones de la gente también juegan un papel importante en un proceso electoral. El Partido Libre ha sabido jugar con ello. Cada vez que un partido está en el poder, tiene algo que los demás no tienen: precisamente poder y dinero. Por alguna razón, cuando un partido está en el poder, tiene recursos para hacer mitines políticos; llena calles y avenidas y sus funcionarios están colocados en la dirección de la campaña, aprovechando la estabilidad que el gobierno les da para tener dos sombreros. Hay diferencias claras entre cuando el mismo partido está en la oposición y luego está en el poder.

Lo anterior no implica que Libre esté arriba en las probabilidades de triunfo. Pero sí supone que están usando todos los medios a su alcance para crear una apariencia que les sirva al momento de querer argumentar un resultado favorable el 30 de noviembre.

Por otro lado, la oposición recae en la estructura de sus partidos, la popularidad de sus candidatos, el rechazo social al gobierno y la tranquilidad de las encuestas privadas que los pondrían, a veces a Asfura por encima de Nasralla, y a veces a Nasralla por encima de Asfura, pero definitivamente a los dos por encima de Moncada. Todo eso sigue sin ser suficiente para ganar.

El período de campaña electoral va a mitad de camino. Y ciertamente pareciera que las campañas políticas ya no son lo de antes. Los recursos no son algo sencillo de obtener, al menos los legítimos. Y la gente, aunque tenga una postura política definida, no necesariamente está dispuesta a ir a concentraciones políticas. Con todos esos desafíos, la campaña no puede terminar sin que la oposición organice concentraciones masivas.

Puede que la oposición tenga los números, pero necesita crear el aura alrededor de un triunfo electoral. Mientras ganen más terreno los conflictos internos en cada partido, tendrán que recaer más en factores asociados al día de las elecciones para obtener una victoria que en capitalizar un preámbulo marcado por la fuerza del aura de una candidatura ganadora.